Las sociedades industriales avanzadas han entrado en un nuevo
periodo histórico cuyos rasgos más destacables, entre otros, son la
globalización de la economía, la revolución de las tecnologías de la
información/comunicación y un profundo cambio cultural en los
valores y formas de vida occidentales (Castells, 1994). En este proceso
(prensa, radio,los medios de comunicación social o mass media televisión,...) han jugado y juegan un papel destacado y relevante. Gran
parte de lo que son los estilos de vida, valores, modas y costumbres,
actitudes y opiniones ante los acontecimientos de nuestra realidad
(hegemónicos o predominantes en la mayoría de la ciudadanía de las
sociedades occidentales) han sido configurados, o por lo menos,
diseminados a través de los medios de comunicación.
Sin ellos no podría explicarse el incremento irrefrenable del consumo
de bienes y productos comerciales por parte de grandes masas de
población (causado, entre otros mecanismos, por el bombardeo
publicitario al que estamos sometidos); la teatralización de la actividad
pública (en la que la que los personajes del mundo político, económico,
cultural se comunican con los ciudadanos más a través de la estética
que de la ética); la imitación de patrones de vida y cosumo
norteamericano (debido a la influencia de los telefilms y películas que
nos muestran el estilo de vida de dicho país); ...
Los efectos sociales y culturales de los medios de comunicación
y sus implicaciones educativas
Las teorías de la comunicación de masas y los estudios psicológicos
sobre los efectos colectivos e individuales de los medios de
comunicación nos aportan conocimiento sobre el papel de los medios
de comunicación en el cambio cultural en las sociedades
postindustriales o de la información y cómo éstos afectan a la
configuración de las nuevas relaciones sociales, económicas, políticas y
culturales de las sociedades occidentales, del impacto que en las mismas
tienen los mass media y las nuevas tecnologías de la información, y los
efectos que los mismos tienen específicamente sobre la infancia y la
juventud (valores, pautas de conducta y consumo, actitudes y
perpección de la realidad social, ...).
Tradicionalmente los mass media han sido caracterizados como
recursos o medios transmisores de información. Ciertamente lo son,
pero para comprender su poderosa capacidad de influencia cultural,
ideológica y educativa es necesario analizarlos como tecnologías de la
comunicación que afectan a la organización social y al modo de vida
característico de las sociedades industriales avanzadas. La cantidad de
tiempo que invertimos en la interacción con los medios de
comunicación (oir la radio, leer periódicos o revistas, ir al cine, jugar
con videojuegos, ver la televisión, ...) representa cada vez más un
importante porcentaje de nuestra vida cotidiana. Y esta proporción es
todavía superior en los niños y jóvenes.
LA INTEGRACIÓN Y ENSEÑANZA DE LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN EN LAS ESCUELAS
Hoy en día afirmar que los medios de comunicación social
(televisión, prensa, radio, cine, ...) ejercen una poderosa influencia
sobre los/as ciudadanos/as, que poseen un importante potencial
pedagógico que debe ser utilizado en los procesos de enseñanza y que,
por consiguiente, los mismos deben ser objeto de estudio desde los
ámbitos psicoeducativos y curriculares, es algo obvio, redundante y que
ningún agente o profesional educativo probablemente negará. Por el
contrario, lo que sí puede y debe ser discutido son las formas, los fines,
enfoques y procesos de incorporación de los medios de comunicación
o mass media a la realidad escolar. Este tema, eje o área curricular, o si se
prefiere, este ámbito de estudio pedagógico de los mass media, posee
una larga y rica tradición tanto intelectual como de práctica escolar en
distintos países occidentales (Gran Bretaña, Canadá, Australia, Suecia,
Alemania, EE.UU., Austria, ...) denominándose en el contexto
anglosajón como Media Education. Una tradución literal al español
sería "Educación para los Medios de Comunicación".
Esta argumentación la presentaremos enuciando un conjunto
de tesis.
Tesis primera:
Existe una evidente pérdida de la influencia cultural e
ideológica de la institución escolar sobre la infancia y
juventud a favor de los mass media y las nuevas
tecnologías.
Gran parte de los profesionales educativos, y también la
sociedad en general, son conscientes de que los medios de
comunicación social y especialmente la televisión tienen una poderosa
influencia en la configuración de los valores, conductas, pautas de
consumo, actitudes, configuración del lenguaje, de las modas, ..., sobre
la población en general, pero especialmente en los niños y jóvenes
(Alonso, Matilla y Vázquez, 1995). Es decir, la institución escolar está
perdiendo parte de la hegemonía que en épocas pasadas poseía sobre la
formación cultural de la infancia y la juventud. Como hemos visto en
las páginas precedentes, en la mayor parte de las sociedades del planeta,
pero especialmente en las sociedades occidentales, cada individuo
posee una cantidad ingente de información sobre el mundo como
nunca ocurrió en ninguna época histórica anterior; se están
homogeneizando las pautas y patrones culturales de los jóvenes
independientemente de las variantes geográficas, históricas y sociales de
las comunidades a las que pertenecen; existe un predominio o
hegemonía de las experiencias mediadas sobre las contingentes en la
configuración del saber, los valores e ideas de una persona; se ha
generado la necesidad y, consiguientemente, la dependencia de estas
tecnologías y medios para nuestra vida social, económica, política y
cotidiana. La escuela como institución, en este último cuarto de siglo,
ha perdido su hegemonía socializadora sobre la infancia y la juventud,
teniendo que compartirla en estos momentos con los mass media, y es
previsible que si en los próximos años no renueva profundamente su
papel social, sus metas, sus contenidos y su metología entrará en una
profunda crisis.
Tesis segunda:
La escuela actual es un avestruz que esconde la cabeza
ante la problemática sociocultural de los medios de
comunicación
Ante los datos y evidencias de los cambios culturales,
organizativos, económicos, sociales, ... que se están produciendo, y en
los que las nuevas tecnologías de la información, y más concretamente
los medios de comunicación juegan un papel fundamental ¿qué hace la valores e informaciones difundidos por los medios de comunicación?
¿Se prepara a los alumnos para hacer frente a los mismos de modo tal
que pueda "digerirlos"? ¿Se incorporan a la enseñanza objetivos y
contenidos que persigan alfabetizar a los alumnos en el dominio de los
códigos de expresión audiovisuales? ¿Se educa y forma a los niños y
jóvenes como consumidores críticos de los medios de comunicación?.
Por desgracia la respuesta a estas cuestiones en gran parte de nuestras
aulas y centros educativos es negativa. Y esto es preocupante. Aquí
radica la esencia del problema que estamos identificando: la educación,
cultura y conocimientos que en estos momentos se ofertan desde el
sistema escolar están empezando a ser obsoletos y ajenos a las
experiencias y necesidades de nuestro alumnado.
La educación escolar ni en su contenido ni en su tecnología
tanto organizativa como simbólica responde a las exigencias y
características de una sociedad dominadas por la producción, difusión y
consumo de la información mediante lenguajes y tecnologías
audiovisuales e informáticas. El problema existe, y la inmensa mayoría
de los docentes, educadores, padres y madres, administradores
reconocen que sus alumnos/as, hijos/as o infancia leen pocos libros, se
interesan poco por las materias escolares, ven mucha tele, consumen
muchos videojuegos, invierten mucho tiempo en oir música, les atrae la
imagen y poco la letra escrita ... pero, ante ello, se encojen los hombros,
se critica que esta juventud es menos culta y más despreocupada que la
generación anterior, y se descalifica y culpabiliza a la televisión. Es la
política del avestruz: ante el problema, ocultar la cabeza. Como indica
J. Ferrés (1994) se reconoce desde la escuela el poder de influencia
cultural y educativa de la televisión, pero sin embargo se educa a los
niños y jóvenes como si ésta no existiera.
Tesis tercera:
Educar al alumnado para los medios es una condición
necesaria para el ejercicio consciente y autónomo de la
cultura democrática.
Entendemos que el problema hasta ahora planteado no se
resuelve solamente con la incorporación de los mass media (televisión,
radio, vídeo) y las nuevas tecnologías a las aulas como meros recursos
instrumentales de enseñanza. La búsqueda de soluciones consiste en
reflexionar y discutir sobre la formación cultural que queremos
potenciar en los alumnos y alumnas, cómo integramos esa cultura
mediática en las escuelas, cómo transformamos a los medios de
comunicación en objeto de estudio y análisis curricular y cómo
logramos que los estudiantes transfieran este conocimiento a su vida
cotidiana. El poder de los medios de comunicación y de las nuevas
tecnologías sobre la ciudadanía es abrumador. La evolución, el
desarrollo y el papel actual que juegan los mass media en nuestras
sociedades tiende a que éstos sustituyan a los ciudadanos en el ejercicio
del derecho de expresión y opinión y que a su vez, la gran mayoría de la
ciudadanía no sea consciente de dicha sustitución.
Por ello la necesidad de incorporar al curriculum una educación
o para los medios de comunicación (Masterman, 1993) debiera ser una
tarea urgente no sólo con la intencionalidad de alfabetizar al alumnado
en el dominio de los códigos y lenguajes expresivos de estos medios,
sino y sobre todo por una razón más poderosa: para formar ciudadanos
que sepan desenvolverse inteligentemente en un contexto social
mediático. De forma similar A. Pérez (1992) sugiere que la escuela debe
replantear sus funciones ante el nuevo contexto social, que entre otros
rasgos, se caracteriza por el predominio cada vez más acentuado de la
cultura audiovisual. Por ello afirma que:
"Más que transmitir información, la función educativa de la
escuela contemporánea debe orientarse a provocar la
organización racional de la información fragmentaria recibida y
la reconstrucción de las preconcepciones acríticas, formadas
por la presión reproductora del contexto social, a través de
mecanismos y medios de comunicación cada día más
poderosos y de influencia más sutil" (p.32).
Esta tendría que ser una de las funciones sociales clave de la
escuela en este final de siglo: ayudar, capacitar al alumnado, es decir, a
los ciudadanos más jóvenes a tomar conciencia del papel de los medios
en nuestra vida social; a que conozcan los mecanismos técnicos y de simbología a través de los cuales los medios provocan la seducción del
espectador; a promover criterios de valor que permitan a los alumnos a
discriminar y seleccionar aquellos productos de mayor calidad cultural;
sacar a la luz los intereses económicos, políticos e ideológicos que están
detrás de toda empresa y producto mediático.